sábado, 13 de octubre de 2012

SI APRENDER MATEMÁTICAS DOLIERA

Preocupado por el estado y el dolor intenso,solicite la atención del odontólogo. El hecho de pensar que iba para el consultorio,fue como tomar un calmante por lo que pensé que no era necesario cumplir la cita. Ocurrió que mas tarde volvió el dolor con mas intensidad, entonces no tuve mas que ir con el odontólogo ya que era lo mejor que soportar el dolor de muela.

!Adelante! oí una voz muy cariñosa.

En un momento estaba sentado frente a una mujer joven, en una habitación muy limpia y agradable.

En pocas palabras le había dado mi nombre, la profesión  antecedentes, etc. En realidad que seguía con el dolor, y en poco tiempo estuve listo y trepado en una silla reclinable , muy cómoda  escuchando la encantadora voz,que decía de todo,menos del dolor. Tuve tiempo para pensar que los odontólogos, los médicos y tal vez otros profesionales, se apropian de una pedagogía tan especial que les permite romper con la idiosincrasia que los ha colocado, en cierto sentido, lejos del paciente y que los consultemos solo cuando el dolor obliga.

Con la boca dormida por la anestesia, sali del consultorio pensando esta vez no en los odontólogos  sino en los maestros.

¿Cuanto cuesta enseñar?. ¿Cuanto duele aprender?.

Se que al salón de clases también llegan educandos contra su voluntad, indispuestos y desmotivados..pero en el consultorio, deberían encontrar un maestro con una pedagogía que los introduzcan en un ambiente que les facilite el proceso y la acción del aprendizaje. Y que mas bien el dolor de la ignorancia desaparezca, reemplazado por el conocimiento, por el saber, por la creatividad, por la ciencia.

La escuela ayer y hoy ha estado asistida por buenos y malos "odontólogos" de la enseñanza.Algunos que "anestesian" al alumno con su motivación  con su discurso, con su método  con su afecto, con su cariño, con su profesionalidad y con su pedagogía  Pero otros que "matan" de entrada al muchacho, convirtiéndose la clase en una tortura, mediante exposición de fresas duras, de piezas y dolorosas agujas, las que impiden que el educando aprenda, llevándolo a una segura"muerte" intelectual.